Nicolás dejó de caminar y golpeo con sus manos el escritorio moviendo las piezas del mobiliario con su acción.
—Me vas a decir, o continuarás diciéndome las cosas a cuentagotas.
Valentino, estaba observando todas las reacciones de Nicolás, tratando de descifrar cuanto más podía revelar. Seguía pensando si su cuñado era confiable.
—Cuando regrese a la casa, Alex estaba a punto de salir a buscarme, estaba desesperado porque su mamá tenía una crisis. Subí corriendo las escaleras y la encontré divagando, al principio no entendía lo que estaba pasando. Solo repetía frases sin sentido, algo sobre lentejas, pies y que había tenido tres hijos, que Maritza se las había llevado ayudada por un tipo.
—¿Cómo es posible eso?, ¿Maritza estuvo en la sala de parto?
—Al parecer fue así, y fue ella quien arrojo a Alex al tacho de basura.
—Maldita loca. Si hubiera sabido que ella estaba a tras de todo eso, te juro cuñado que la hubiera detenido, pero solo supe que ella era tu esposa el día que le di mi s