Dejaron a los niños en la sala de recreación, bajo la atenta mirada de Margarita y salieron tras de Valentino, quien los dirigía hacia una oficina al lado opuesto de donde estaban, abrió la puerta y los invito a pasar, dentro ya se encontraban Daniel y Diana esperándolos mientras revisaban unos documentos, alzaron la vista al verlos ingresar.
—Hola —Dijo tímidamente Luana mirando a la pareja que la veía de manera extraña.
—Hola — dijeron los dos a coro como si estuvieran sincronizados.
—Bueno, chicos, gracias por esperar, pero se presentó un inconveniente en el piso veinte y tuve que traer a esta revoltosa —pronuncio mientras miraba con cariño a Luana —pero la traje sin poder explicarle nada de lo que sucedió en estos años.
—Oh, ¿entonces no le has dicho nada de nada? — comento curioso el abogado.
Luana miro entre Valentino y Daniel, el primero se presionó el puente de la nariz, parecía estresado. Se acercó a él y paso su mano por la espalda tratando de calmarlo.
—Tranquilo, aquí esto