- No vuelvas a entregarme una rosa como estas jamás. Porque si lo haces, terminara calcinada al igual que tu preciosa mansión. No se puede enamorar a una mujer solo para follársela. Esta misma noche regreso a mi departamento. –
- No puedes volver – Su mandíbula se tensa y la arruga en su frente hace acto de presencia.
- Claro que puedo – Rio, sarcástica.
- No sabes en donde estamos – Se burla y eso aumenta mi furia.
- Lo voy a averiguar – Cualquiera en esta casa estaría dispuesto a ayudarme a escapar de Valentino.
- ¿Con quién? No conoces a nadie en este lugar – Levanta una ceja, confiado que no tratare de escapar.
Rio por dentro.
Idiota.
- Con Tara, Paige o Abby. Parecen odiarte tanto como lo hago yo – Su sonrisa arrogante, desaparece en cuestión de segundos.
- No te dirán nada. Ellas trabajan para mí,