Ciara, una camarera. Lleva una vida complicada. Desde muy joven tuvo que trabajar para salir adelante. Lo poco que tiene, lo ha conseguido con mucho esfuerzo y sacrificios. Tiene que ver por su única familia, la pequeña Jessie. Poniendo toda su atención en ella. Sin importarle sus propios sueños. Dulce, decidida y temeraria. Valentino, líder de la Cosa Mostrar. Todo en su vida fue planeado. Deshacerse de sus enemigos es su trabajo y estilo de vida. La única que conoce. No cree en la palabra. Ni quisiera descubrirlo. Despiadado, vengativo y peligroso. Una mirada unirá estás vidas tan diferentes. ¿Podrá triunfar el amor?
Leer másEl llanto de un bebé se escucha cerca de mi cuerpo, pero no lo logro verlo, la posición en la que me encuentro, me lo impide. No sé si ella está bien o está herida al igual que yo. Esta oscuro, los vidrios de las ventanas del auto están rotos y los pequeños fragmentos están esparcidos en mi regazo, metales prensan mi cuerpo, las respiraciones agitadas y asustadas de todos dentro del destrozado auto, es lo único que se escucha.
El olor a combustible y sangre invaden mis fosas nasales, mi piel arde. Puedo jurar que estoy cubierta de sangre. Con golpes en todas partes de mi cuerpo. Intento de enfocar mi mirada al frente. Pero la vista se comienza a tornar borrosa.
Estoy mal, estamos mal. No quiero entrar en pánico. Pero esta situación se complica más, a cada segundo que pasa.
Si no nos sacan a tiempo, todos moriremos incinerados. Y la torrencial lluvia no ayuda.
La voz de mi mamá tratando de tranquilizarnos me hace mirarla. Diciendo que todo va a estar bien. Mi papá, buscando su teléfono con manos desesperadas. Las sirenas de las ambulancias se escuchan lejanas aún de donde sé a presentado el aparatoso accidente. Todo ocurre en cuestión de segundos.
Las palabras de mi madre haciendo eco en mi cabeza diciendo que me ama y que cuide de Jessie. Que todo estará bien. No quiero que se vaya, ni ella ni mi padre, pero de pronto ellos se desvanecen y solo me quedo con la bebé en brazos. A las afueras de esa casa.
No sé lo que sucede después, solo soy una adolescente asustada con una bebé recién nacida entre mis brazos. Quien llora desconsoladamente, llamando la atención de los transeúntes.
- Tranquila, Jessie. Estaremos a salvo aquí. La policía dijo que ellas cuidaran de nosotras - Beso su frente roja por la fuerza con la que la contrae.
Cuando siente mis labios contra su piel, ella calma su llanto. Y me mira con sus ojos grisáceos.
Una mujer de vestimenta blanca y negra. Abre la puerta con una enorme sonrisa.
- Pero que criaturas tan hermosas. Tú debes ser Ciara y ella, la pequeña Jessie - Sale del recinto y se acerca hasta nosotras con una enorme sonrisa en su boca
Pensé que luciría terrorífica. Tenía miedo de presentarme en este lugar. Pero mi pierna no me dio otra opción que acudir a ellas.
- Si. Dijeron que cuidarían de nosotras - Apenas reconozco mi voz. Es aguda y está rota.
Y es así como me siento. Rota. No puedo retroceder el tiempo y prevenir ese accidente. No puedo tenerlos aquí conmigo una vez más.
La mujer asiente y nos invita a entrar.
Pero es en ese momento en que ella dice que por mi estado de salud y por ser una adolescente y Jessie siendo aún una bebé. Necesitamos separarnos. Para recibir cuidados diferentes.
Es cuando mi mundo se vuelve a desvanecer a mis pies. Por segunda vez en la semana.
No quiero que la alejen de mí. Ella es lo único que me queda en esta vida. Lo único que vale la pena por lo cual luchar y aferrarme después de la tragedia que me los arrebató.
No pueden hacer lo mismo con ella, con mi niña.
Grito y me retuerzo. Lastimándome la pierna. Que arde y duele, pero no más que mi corazón. Cuando esas palabras han sido pronunciadas.
No más que el dolor de no saber hasta cuando me permitirán estar con ella, me perderé las primeras palabras de ella, sus primeros pasos, los dientes de leche. Recordarle quien soy.
Me he vuelto loca, que ellas se ven obligadas a aplicarme una especie de sedante para controlar los desgarradores gritos que salen de mi garganta, para no asustar a los demás niños en el orfanato.
La aguja se clava en mi piel y el líquido recorre mi brazo y la oscuridad me consume viva y la desesperación por tener a Jessie en mis manos nuevamente desaparece porque no puedo hacer nada. Me acompañan hasta que me siento agotada. Ya no tengo ganas ni fuerzas para luchar y gritar.
Solo tranquilidad y ellos vuelven a mi mente diciéndome que haré un buen trabajo.
Que cuide de esa pequeña. ¿Cómo voy a lograrlo si ellas me han separado de mi pequeña?
¿Cómo voy a logar brindarle lo mejor si cuando despierte volveré a gritar y ellas me sedaran?
¿Por qué no solo puedo ir con ellos? ¿Por qué no puedo despertar de esta pesadilla?
El sueño parece eterno. Interminable.
Y es el mayor error que han cometido estas mujeres, porque vuelvo a revivir el accidente. Una y otra vez.
Sin poder identificar cual es la realidad.
Una punzada en mi corazón me dice que he sido una idiota al dejar que Valentino utilizara mi cuerpo en un momento de debilidad entre ambos.Vuelve a actuar al Valentino frio y distante.Quería acurrucarme a su lado y dormir toda la noche abrazada a su cuerpo, como aquella noche en el hotel. Sentirme a salvo entre sus brazos, saber que dentro había un corazón que me guardaba un poco de cariño.No quería sentirme como un objeto sexual. Que desechan después de haber cumplido su función.Él me ha hecho sentirme viva de nuevo.Me levanto rápidamente de la cama. Recogiendo lo primero que encuentro en el suelo.El vestido.Me aferro a la arrugada tela y camino deprisa a la puerta.Ya se ha vuelto costumbre salir con el corazón roto de una habitación que comparto con Valentino.- Espera, Ciara – Su voz me hace detenerme, rígida y ale
- Deja de pensar demasiado, Ciara – Sentirlo así de cerca de mi cuerpo, solo me hace desearlo más moviéndose dentro de mí. Tomándome y poseyéndome de la forma en que más se le plazca.Su erección apretada entre mi trasero. Provoca que mi cabeza de vueltas.- Si dejo de resistirme, ¿Qué recibiré a cambio? – Pregunto, con la voz más ronca de lo habitual.Sé que trama algo.La última vez no estaba muy convencido de follarme.Enamorarme no es su principal objetivo.Todo hombre poderoso necesita asegurar su puesto. Sea cual sea.Y Valentino no es la excepción.- Satisfacernos. Ofrecernos placer – Susurra en mi odio. Sus labios rozan mi cabello. Provocando que cierre los ojos y entre abra los labios.Se lo que se siente estar empapada por el solo roce de su enorme miembro en mi entrada.Y habí
- No vuelvas a entregarme una rosa como estas jamás. Porque si lo haces, terminara calcinada al igual que tu preciosa mansión. No se puede enamorar a una mujer solo para follársela. Esta misma noche regreso a mi departamento. –- No puedes volver – Su mandíbula se tensa y la arruga en su frente hace acto de presencia.- Claro que puedo – Rio, sarcástica.- No sabes en donde estamos – Se burla y eso aumenta mi furia.- Lo voy a averiguar – Cualquiera en esta casa estaría dispuesto a ayudarme a escapar de Valentino.- ¿Con quién? No conoces a nadie en este lugar – Levanta una ceja, confiado que no tratare de escapar.Rio por dentro.Idiota.- Con Tara, Paige o Abby. Parecen odiarte tanto como lo hago yo – Su sonrisa arrogante, desaparece en cuestión de segundos.- No te dirán nada. Ellas trabajan para mí,
- ¿Por qué me pides enamorarme de ti, si después piensas dejarme ir? – Realmente estoy confundida.- Porque quiero en mi cama – Dice, sin más.- ¿Lo haces para que me acueste contigo? – Ahora estoy más confundida que hace unos instantes.- Sí – Es suficiente.Su propuesta es totalmente descabellada.No puede hacer que me enamore de él solo para tener acceso a mi cuerpo cada vez que a él se le plazca.Me merezco esa libertad. Porque siempre la he tenido.No soy su prisionera.Él no me puede retener en contra de mi voluntad.Recorro la silla hacia atrás, levantándome lentamente de ella. Su mirada puesta en mi rostro impasible.Esperando una respuesta, un insulto o un golpe de mi parte, algo que me haya provocado sus ideas disparatadas.Lo dejo ahí, sentado. Tan impresionado siguiéndome con
Paige se encargó de rizarme el cabello, que normalmente es lizo. Dándole volumen con el fijador, mientras que Tara aplicaba ligeras capas de maquillaje. Con aspecto natural, un poco de brillo rosado en los labios, rubor, rímel en las pestañas y sombras doradas en las cuencas de mis ojos.- Vaya, señorita Ciara. Esta muy guapa. Claro usted tiene una belleza natural y sin gota de maquillaje ya es lo bastante preciosa. Pero con maquillaje parece una modelo – Nos miramos a través del enorme espejo del tocador.- Por favor, Paige. No es para tanto. Solo quería cenar de manera normal. Pero parece que a Valentino no le gustan las informalidades – Es extraño tener que arreglarme para cenar con él.Cuando visitaba mi departamento, cenábamos sushi, hamburguesas, pizza o alguna comida rápida y mi vestimenta parecía no importarle.Porque siempre llegaba del restaurante con
Como si Valentino fuese sordo. Adriano entró por la tarde con cientos de bolsas de distintas tiendas, probablemente de diseñador. Colgando de ambos brazos. Mi ropa fue la última en entrar en ese armario, tan grande como habitación.Tara y otra chica mucho más joven del servicio, Paige. Se dedicaron a organizar cada prenda en el armario.Había vestidos de todos los colores posibles, cada uno con el mismo diseño. En su mayoría eran amarillos.Sedosos, suaves y brillosos, tan elegantes.¿Cómo supo Adriano que ese es mi color preferido?Un estante del armario tiene hileras e hileras de zapatos de una infinidad de colores, en mi vida había visto tanta ropa en un solo lugar.¿Cómo debía sentirme ante esta situación?Realmente incomoda.No me iba a poner ninguno de aquellos bonitos y finos vestidos. Me da miedo ponerme alguno de el
Último capítulo