CATALINA
Entre sueños escucho los sonidos insistentes de la puerta al ser golpeada con fuerza, seguido de mí nombre a lo lejos.
–¡Catalina! ¡¿Cata estás ahí adentro?! ¡Estás bien!
Adormilada extiendo mí brazo a lo largo, para sentir el frío de las sábanas en mi cama, entonces los sucesos de anoche se agolpan en mí mente. Abro los ojos con languidez y cubriendo mí cuerpo desnudo con la sábana, me dirijo con toda la pesadez que me cargo a detener los incesantes golpes y gritos que me taladran el cerebro. Al abrir la puerta de mí cuarto, me encuentro de frente con Joaquín. Este me observa de pies a cabeza de manera inquisidora. Me abraza y acariciando mí cabello exclama.
–¡Por un momento creí que ese mafioso de m****a te había encontrado!
Sus palabras me dejan pasmada, por qué se muy bien a quien se refiere y la culpa no tarda en hacerse presente en mí conciencia. Cuando estoy a punto de responder, la voz de mí Sebastián se oye fuerte y clara.
–Este mafioso de m****a todavía est