- Éramos jóvenes... Decíamos cosas que no tenían sentido. - el dice.
- Entonces también podríamos hacer cosas que no tenían sentido. Y ser perdonado.
- Ciertas cosas no merecen perdón.
- Solo tenía 20 años...
- ¿Quieres que retroceda seis años como si nada?
- No... Solo quiero que digas que no me odias.
- Yo no te odio.
- Gracias... Es importante para mí.
- Pero yo tampoco la amo más.
Se fue, dirigiéndose a la novia que insistió en decir que era una amiga. Me dejó ahí, con ganas de llorar, de salir corriendo. Sentí que una lágrima iba a correr por mis ojos y fui al baño. Estaba ocupado. Esperé mucho tiempo y nada. La lágrima ya había corrido... La sequé con el dedo. No quería que nadie me viera llorar.
La puerta se abrió y Tom salió del baño, respirando pesadamente por la nariz, sin darse cuenta de que era yo. Ya sabía lo que había pasado. Me miró y dijo:
- Te juro que no era cocaína.
- ¿Cómo puedes ser tan mentiroso? Me vas a decir que esto nunca ha pasado desde que te vi haciendo es