Bastián.
Después de veinticuatro horas de estar pariendo piñas por estar esperando el puto veredicto, recibo la llamada de Leery que he estado esperando todo este tiempo.
–¿Tienen el veredicto? – le pregunto en cuanto contesto el celular.
– Si, ya he avisado a tu madre, necesito que ambos estén aquí lo más pronto posible.
– No tardamos – aseguro, me levanto del escritorio en el que he estado las ultimas dos horas, me visto de traje formal azul marino y bajo al recibidor de la casa, donde ya está mi madre perfectamente acicalada esperándome.
–¿Estás listo? – me pregunta frunciendo los labios.
– Eso creo – suelto un suspiro.
–¿Tu amiga no vendrá con nosotros?
–¿Annabelle? – pregunto con una mueca.
– Si, ella.
– N