En la mañana me despierto y aun soñolienta me ducho. Tomo las maletas y sin hacer mucho ruido bajo las escaleras hacia la cocina. Eric está tomando una tasa de café y lee las noticias.
—Buenos días. —saludo.
—Buenos días, señorita Stanley.
Me río. Ya estamos con eso otra vez. Con paciencia y mucho sueño me tomo la tasa de café, no tengo hambre, más tarde tomaré algo en el avión.
Eric y yo tenemos una espontánea conversación del trabajo y el tour a la Guajira. No quiere quedarse en un hotel y yo le doy la solución inmediatamente, sé donde nos quedaremos.
En el auto me habla de trabajo. Llevar Zigler a Colombia fue idea de su padre y como tal, dejo muchas cosas resueltas, una de ellas las instalaciones y algunos inversionistas más. Llegamos al Adolfo Suárez, el bullicio de la gente me irrita. Al bajar del auto, un señor canoso nos saluda con mucha cordialidad. Eric le entrega las