Clóvis agarró a Ricardo por el cuello de la camisa y lo sacó de la silla sobre la mesa, lo que provocó un gran lío, ya que todas las cosas que estaban encima se tiraron al suelo.
- ¡Idiota!
Ricar tomó las manos de su hermano.
- ¡Suéltame! ¿Que está pensando?
En ese momento entra Damião, tratando de separarlos.
- ¡Cálmate Clovis! Estoy seguro de que hay una razón para esta actitud.
Ricardo se rió alejándose de los dos.
- ¡No hay!
- ¿Como no? Alfredo es mi mano derecha, sabe cómo funciona la refinería de principio a fin. ¿Cómo voy a jugar todo sin él?
- ¡No iré! Yo personalmente iré a su casa a hablar. Si no tiene motivos para despedirlo, lo haré volver.
- Ya no quiere volve