37. EL COMIENZO…
Lucero
Las cosas pintaban bastante mal, peor de lo que imaginé, y más porque los minutos corrían a la par de los kilómetros preocupándome en gran medida. No tenía ni idea de en dónde estábamos más allá del hecho de encontrarnos muy a las afueras de la ciudad y la bodega en la cual se adentró Ramiro estaba vigilada por muchos hombres armados que cuidaban los alrededores.
—¿Qué estás esperando? ¡Bájate! —ordenó Rosario quien haló de mí haciéndome tropezar y habría terminado en el suelo de no ser porque Ramiro alcanzó a sostenerme.
Este no dijo nada, tan solo me arrastró hasta el interior de una de las tantas bodegas que había alrededor y fue cuando vi un helicóptero a lo lejos, se me hizo extraño, pero igual seguí el camino en silencio. Muy en el interior del lugar había más vigilancia, muchas cajas amontonadas y varias puertas, el lugar me generaba una sensación muy extraña, era como si ya hubiera estado aquí…
—Preparen la avioneta, partiremos cuanto antes —ordenó Ramiro a sus homb