38. ELLA ES LA CULPABLE

Sharif

—¡NO TE ATREVAS, ROSARIO!

—¿Adolfo? —ella y Ramiro estaban tan confundidos como Lucero por la aparición de él.

Adolfo llegó de la nada junto a Abiud entregándonos un arma a Alison y a mí, ahora éramos cuatro contra tres.

—¿Papá? ¿Qué haces aquí? ¿Cómo sabías dónde estaba?

—Sharif me dijo y en cuanto recibí el mensaje salí del hospital.

—¿Sharif? ¿pero qué…?

—Me alegra saber que pudo alcanzarnos a tiempo.

—Por el contrario, Sharif, soy yo el que te agradece por buscarme.

—¿Qué está pasando aquí? —preguntó Rosario.

—Simple, ellos me buscaron mientras tú estabas en la empresa queriendo estafarme, me contaron todo lo que Ramiro y tú le hicieron a mi hija y no dudé un segundo en ayudarla, aun si eso me enviaba a una clínica.

—¿Tú… tomaste las pastillas apropósito?

—Sí, hija, excepto las otras que esas me las estaba suministrando tu madre en secreto, pero no importa, al menos pude traerte de regreso.

—Lástima que te equivocaste en algo, Adolfo —intervino mi padre. —Ella es mi hija y
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