Rebecca sube las escaleras dando largos pasos, por suerte esa mañana eligió un atuendo más fresco y cómodo, pantalón de mezclilla negro, deportivos y un suéter de algodón blanco.
—¡Joder que suerte tienes!
—¿De qué hablas Romina?
—Pues del nuevo profesor, no te aparta los ojos de encima. —dice sonriendo coqueta y mirando por emcima del hombro de su compañera, al hombre parado a varios metros de ellas.— ya supe que también es nuevo en la universidad. —susurra.
—¿No me digas que te interesa? —murmura la pelicastaña.
—Es atractivo y seductor. ¿No crees? —dice mordiendo su labio inferior.
—Realmente no. Me parece arrogante y un poco controlador. —expone Rebecca tratando de disuadir a su compañera.
—Entonces es mi tipo perfecto —ríe.
—Salgamos de aquí. —dice y al voltear hacia atrás, Ricardo le guiña un ojo.
Rebecca toma a su compañera del brazo y salen del auditorio. Romina en tanto, continúa exaltando al apuesto profesor, a pesar de las observaciones de alerta que ella le