Capítulo 4
—Si ella es familia de su amigo, por favor, ayude a informárselo. No pudimos encontrar su celular y lo hemos reportado a la policía. Además, la paciente murió de una manera bastante miserable, tal vez su amigo necesite prepararse psicológicamente antes de verla… —le respondió con tristeza la enfermera.

Sin embargo, Dylan la interrumpió en ese instante con una mirada sombría:

—¿Te olvidaste de tu trabajo como enfermera? Ella solo tiene algunas heridas leves; cualquier doctor puede curarla. ¿Y tú estás colaborando con ella para engañarme? ¡Ella está en muy buena condición de salud, no morirá por esas heridas tan pequeñas!

Sentía una intensa amargura en el corazón, y las lágrimas comenzaron a caer incontrolables. Dylan solía burlarse de mí, diciendo que tenía una constitución más fuerte que la de un buey y que, en los años de matrimonio, nunca me había visto tomar medicina.

Pero lo que él no sabía era que mi salud era bastante débil y que a menudo tenía fiebre y resfriados. Una vez, mientras estaba de viaje de negocios, me enfermé. Me dolía la garganta e incluso había perdido la fuerza para hablar, así que no pude evitar llamarlo en ese momento para quejarme un poco. No obstante, él estaba muy impaciente, creyendo que no debería causarle molestias por un simple resfriado.

Como médico, debería tener paciencia con los pacientes. Pero conmigo, solía mostrar un total desprecio e irritación…

Desde entonces, nunca más le dije que estaba enferma. Y él, ocupado con su trabajo, llegaba a casa a altas horas de la madrugada, por lo que nunca se dio cuenta de que tomaba medicinas.

A diferencia de su actitud indiferente conmigo, había visto tantas veces que él se preocupaba con esmero por Ada: cuando ella se enfermó en el extranjero, él fue corriendo al hospital a medianoche para conseguirle medicina y enviársela, y también la llamaba con frecuencia para recordarle las precauciones.

Entonces, entendí que Dylan sabía cómo cuidar a una persona, pero había dado todo su cariño a otra mujer.

En ese preciso momento, me preguntaba si ese matrimonio con un hombre que no se preocupaba por mí era un castigo. Poco a poco, iba sintiendo cada vez más decepción en esa terrible relación.

En el hospital, como el rostro de Dylan estaba tan sombrío, la enfermera no se atrevía a enfadarlo más. Ella no dijo nada más, solo se sentó obediente a organizar los documentos. Él no pudo encontrarme, así que regresó apresurado al lado de Ada.

Al verlo regresar, los ojos de Ada se pusieron rojos. Se le acercó y abrazó su cintura mientras decía con voz débil:

—Cuando me desperté y no te vi, pensé que volveríamos a separarnos…

Dylan acarició con suavidad el cabello de la joven y la consoló con ternura:

—Ada, te prometí que nunca te dejaría. Fui a buscar a Olaya para que firmara el acuerdo de divorcio, pero esa mujer astuta hizo que la enfermera colaborara con ella para engañarme, diciendo que ya está muerta. Por supuesto, no creí en ella. Sé muy bien que eso es una táctica suya para evitar el divorcio. No le permitiré que se salga con la suya.

***

Las palabras crueles de Dylan me causaron un fuerte dolor en el corazón.

En realidad, cuando Ada escuchó eso, se puso nerviosa al instante, pero rápidamente mostró una sonrisa de satisfacción en su rostro. Levantó su delicado rostro y miró a Dylan con ternura, diciéndole:

—Dylan, esta vez debemos ser más valientes. ¡Nadie podrá separarnos de ahora en adelante!

La luz del sol entraba resplandeciente por la ventana y llenaba el pabellón. Ella se puso de puntillas, a punto de besarlo. Justo cuando pensaba que todo seguiría como en mi imaginación, Dylan la apartó con suavidad. Eso me sorprendió muchísimo, ya que él había sido obediente ante los deseos de Ada.

Un destello de descontento pasó por los ojos de la joven, pero la emoción se desvaneció de inmediato.

Dylan le explicó con cierto nerviosismo:

—Aún no me he divorciado de Olaya. Eso afectará tu reputación…

Resultaba que no quería que la gente insultara a Ada como una amante que destruyó matrimonios… Todo el cuidado y la atención de ese hombre habían sido dedicados con esmero a Ada, incluso yo sentía ciertos celos al ver eso.
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