Bueno, parecía que yo merecía todo ese castigo…Me escondía en un rincón oscuro, sintiendo un profundo dolor en el corazón que casi me impedía respirar. Atrapada en la ansiedad, floté hacia la morgue, donde vi a un hombre llorando desconsolado junto a mi cuerpo. Me acerqué cautelosa, y para mi sorpresa, era mi hermano mayor, Carlos López.En mi corazón, destrozado por la crueldad de Dylan, finalmente había una pizca de calidez. Desde que regresé a la familia López, Carlos había sido la única persona que me trataba como a su familiar.En ese preciso momento, estaba inundado por la tristeza, acariciando mi frío rostro con incredulidad. Se esforzó un poco por controlarse y llamó a Dylan. Después de un largo tiempo, Dylan finalmente le contestó. Carlos le gritó lleno de ira:—¡Dylan García, tú, despreciable desagradecido! ¡Tu esposa murió! Ella sacrificó tanto por ti, ¡y tú ni siquiera te molestas en mirarla en la morgue!Sorprendido por la fuerte acusación, Dylan se sintió incómodo y lo c
Leer más