82. Mi próxima víctima
Hoy era el día de la lectura del testamento de Augusto Brown.
Había pasado un año desde que el antiguo patriarca habló con Steve y le dio sus condiciones para heredar.
En el despacho del abogado, también estaba la viuda Brown y el otro hijo menor y supuesto heredero, Andrew Brown.
Desde la muerte de su padre, Steve prácticamente ni los había vuelto a ver.
La última ocasión fue en el entierro de Augusto, donde Eloísa hizo todo un show, como la mujer de bajo mundo que en fondo era.
Seguían viviendo en la mansión y aparentando darse la vida de señorones.
Steve no los había podido sacar sin saber lo estipulado en el testamento a ciencia cierta, pero a quien sí echó enseguida de forma humillante de la compañía, fue a su querido hermanito.
Ya bastaba con tener a los Regio, para también mantener a otra víbora a su lado, listo para estarlo espiando y fastidiarle sus buenos negocios, como hizo con el de Víktor.
Steve llegó, ni los miró y se sentó tranquilo en uno de los sillones frente al ab