27. Paquete misterioso
— ¿Estás seguro de que el bebé puede viajar en avión? – Emma volvió a preguntarle a Steve con un poco de preocupación.
— Tranquila, tú misma estabas presente cuando el pediatra dijo que sí.
— Además, serán pocas horas y en un jet privado, donde solo estaremos nosotros— Steve le volvía a asegurar, camino al hangar donde despegarían a sus próximas vacaciones.
Al final, Emma cedió a la compra de toda la nueva ropa, zapatos y accesorios.
Se sentía un poco reacia, aceptar todo eso sin una relación definida entre ella y el magnate, pero Steve la convenció con el argumento de que saldrían a varios sitios y quería que ella, no volviera a sentirse como el día en la tienda.
Al final, cedió por miedo a avergonzarlo con su ropita de mercadillo.
Tomaron su vuelo y en todo el viaje, papá Steve se encargó de entretener a Gabriel para que no llorase.
Emma lo miraba a un lado, con el corazón lleno de ternura, ante la imagen del imponente hombre haciendo voces infantiles y cargando a su pequeño bebé,