Mía cortó la llamada y miró a Sam, que también terminaba la suya con Guido. Le había quedado bastante claro que Samantha y Guido no habían hablado antes de que él se fuera, y estaba segura de que había sido ella la primera en posponerlo.
—¿Estás preocupada? —preguntó Sam sentándose a su lado en el sofá de la terraza.
—Bastante —admitió Mía—. Al parecer encontraron algo sospechoso y van a demorarse un poco más. Eso no me gusta nada.
—No tienes nada que temer, todos estamos aquí contigo y con Liam…
—No tengo miedo por nosotros, sé que estamos perfectamente protegidos, pero no puedo decir lo mismo de ellos. Me inquieta que de verdad haya sido un atentado contra la naviera, eso significa que hay alguien que los quiere lastimar.
Sam suspiró, se levantó y fue al bar, d