Mientras estaba sentada en la mesa junto a la piscina, al lado de Michele Nicaso, con el frasco de medicamento antipsicótico frente a mí, una sensación de inquietud se instaló en mi pecho.
No solo no recordaba estar casada con Michele, sino que ahora me estaban instruyendo a tomar un medicamento que podría comprometer aún más mi memoria. Miré el frasco en mis manos, debatiendo internamente cuál sería el próximo paso a seguir.
"¿Por cuánto tiempo debo tomar este medicamento?", pregunté a Michele, esforzándome por mantener la calma.
Él me miró, sus ojos oscuros reflejando una mezcla de preocupación e incertidumbre.
"Posiblemente una semana o más", respondió él. "Dependerá de si logras recuperar tus recuerdos o no".
Sentí un pinchazo de frustración infiltrarse en mi pecho. Esta sorpresa