–– ¡Leah, te extrañe muchísimo! –– Emma corrió hacia mí para recibirme con un abrazo –– ¿Y Gabriel? Prometió traerme una barra de chocolate.
–– Gabriel estaba cansado y se fue a su casa, pero como te prometió el chocolate, mira.
Abrí mi cartera y extraje muy despacio lo que tanto ansiaba Emma.
Emma comenzó a saltar de alegría, y Madison no paraba de reír al verla tan contenta por una simple barra de chocolate.
–– Me alegra que hayas regresado –– Madison se levantó del sofá y tomo las llaves para cerrar la puerta ––.
–– Y a mí me pone muy contento saber que están muy bien.
Mire el reloj en la pared y marcaba las 9:22 de la noche, el olor pizza en la sala era inevitable lo que alboroto mucho más mi hambre.
No dejaba de repetir el día increíble que viví junto a Gabriel, hacía mucho tiempo que no sentía que me divertía en tan altas dosis.
–– Leah hoy podrás contarme una nueva historia, Madison y yo te guardamos una pizza.
Un ruido extraño se escuchó en mi habitación y todas quedamos sin