Antes de regresar a casa habíamos acordado pasar a la biblioteca, tuvimos que caminar unas cuadras más para poder llegar y sin embargo para nuestra sorpresa, ya se encontraba cerrada.
— No puede ser que ya esté cerrada si a penas son las 3:25 de la tarde — Comenté —.
Emma golpeó la puerta con la esperanza de que el vigilante abriera. Por curiosidad ambas miramos a través del vidrio para averiguar si había alguien.
— ¿Qué están haciendo ustedes dos? — Dijó un oficial de policía —. Está prohibido usmear a través de los cristales porque puede ocurrir un accidente donde alguna puede salir herida. Y usted señora está muy grande para incitar a su hija a seguirle el juego.
¿Había escuchado bien ?. Cree que Emma es mi hija.
— Señor policía, ella no es mi mamá es mi hermana. — Dijó Emma nerviosa —.
— No importa si es tu mamá o es tu hermana, como adulta debe tener la facultad de pensar que una niña cerca de un objeto de vidrio representa un peligro. Imagínense que ese cristal se rompa, se ima