Con voz decidida, Clara murmuró: Voy a terminar esta novela, Marcos Soler. Voy a encontrar la luz en la oscuridad, no solo en la historia, sino también en mi vida. Y te voy a demostrar que el amor puede curar hasta las heridas más profundas, hasta el corazón más duro.
La presión de Sofía fue un rollo, sí, ¡menudo estrés!, pero al final me espabiló. Me obligó a mirar al miedo a la cara y sacar fuerzas de donde no las tenía para seguir adelante. La novela se convirtió en mi vía de escape, donde volcaba toda mi movida, transformando el dolor en algo creativo. Sabía que, para salir del pozo, tenía que meterme de lleno en la historia, en los sentimientos de Adrián, en los de Marcos y, sobre todo, en los míos. El camino no era fácil, lleno de movidas, pero estaba decidida a tener mi propio final feliz, tanto en la novela como en la vida real, y a convertir todo este sufrimiento en algo que le llegue a la gente, una historia real sobre el amor y sobre cómo aguantar el tirón.<