57. Mamá dijo que sí
57. Mamá dijo que sí
«Sí, acepto.»
La respuesta de Nova fue música para los oídos de Knox. Él se puso de pie, no soltó su mano, tampoco dejó de mirarla a los ojos. No podía, quería verla para asegurarse de que nada de esto era un sueño. Una ilusión.
—Repítelo —pidió Knox, mordiéndose el interior de la mejilla. Dicen que un hombre no debe llorar, pero, ¿cómo demonios se controlaban las emociones nacidas del amor? Sus ojos se llenaron de lágrimas.
Nova sonrió. El anillo en su dedo brillaba por la luz de los faroles instalados en el jardín, pero nada podía rivalizar con el brillo que había en su mirada.
—Sí, acepto —repitió. Nova lo abrazó con fuerza, como si necesitara asegurarse de que todo esto era real.
Knox buscó sus labios. No quería, no podía soltarla. La tenía entre sus brazos como tantas veces había deseado. Nova estaba en el lugar donde siempre debió.
Nova temblaba como una hoja, tenía la respiración entrecortada por la emoción que la embargaba, jamás se hubiera esperado, está