50. Pequeñas cosas de la vida

La idea de invitar a la cigüeña esa noche tuvo que ser cancelada gracias a que Nikki se negó a dormir en la habitación de invitados. La niña se aferró a los brazos de Knox, por lo que, no tuvieron ninguna otra alternativa que dejarla dormir en medio de ellos.

Una pequeña patada y un manotazo despertaron abruptamente a Knox. La acción fue tan sorpresiva que se movió rápidamente, casi cayendo de la cama.

Knox abrió los ojos, encontrándose con el pie de Nikki sobre su estómago y la mano de la pequeña estampada en su mejilla; sin embargo, fue una sonrisa de felicidad la que iluminó su rostro esa mañana al ver a sus dos mujeres dormir en su cama.

No había felicidad más grande que disfrutar de estas pequeñas cosas de la vida. Esas que en más de una ocasión pensó que no llegaría a vivir. Pero que hoy, solo son amargos y lejanos recuerdos.

Knox se acomodó mejor en el pedacito de cama que Nikki le había dejado. Colocó su cabeza sobre su mano y observó a Nova dormi