He despertado después de una noche pacífica en compañía de Aquiles, siento cómo es que su cuerpo se mueve dejándome libre y luego sus pasos hasta el lugar donde guarda su ropa, luego vuelve a la cama y comienza a vestirse. Me giro en su dirección y me dedica una sonrisa que bien pudiera asustar a unos cuantos, no es que Aquiles tenga el rostro más amigable. Peina su cabello largo y luego se agacha hasta donde estoy para darme un beso en la frente. 

—Tengo que ir a ver a los chicos y charlar sobre las guardias que montaremos de manera permanente, solo quiero cerciorarme de que todo estará bien —yo asiento y lo veo partir. Estiro mi cuerpo haciendo crujir mis huesos y luego me siento en la orilla de la cama. 

Hoy sé que tengo algo que procesar, noticias impactantes e impor