Aileen ha parado de llorar, se culpa demasiado por lo sucedido y eso me parte el corazón, solo espero que pronto pueda perdonarse a sí misma. Estoy recalentando un poco de comida que amables vecinos han venido a compartirnos. Aileen está durmiendo al igual que Sabina que ha terminado exhausta.
—Parece que seremos solo tu y yo —le digo a Ramsés que no ha cerrado ni una sola vez sus ojos.
—Bien —dice de manera tosca y yo hago mala cara.
—¿Qué te pasa? —él niega
—Disculpa, es que todo esto me ha afectado, ni siquiera pude calmar a Aileen, no sabes lo que me duele verla así y la señora Sabina… si tan solo estuviera allí, yo mismo hubiera ac