Al día siguiente llegué temprano a la universidad, para mí sorpresa ya Barbie estaba allí, ¿que le habrá pasado? Camine con rapidez a ella y me senté a su lado.
— ¿Y tu qué tienes? — Le pregunté.
Ella me miró y después recostó su cabeza en mi hombro.
— Me duele el pezón — Me dijo.
Yo puse los ojos en blanco y la aparte de mi, Barbie y el anciano eran demasiado activos sexualmente.
— Viviano quería hacerlo está mañana, pero te juro que ya las piernas no me daban, así que huí — Yo respire profundo.
Barbie y su mala costumbre de decir ese tipo de cosas.
— Se me había olvidado preguntar cómo te fue en la luna de miel — Le pregunté.
— ¡Genial! Visitamos tantas playas, y en cada una hicimos el amor — Me dijo soñadora.
— Que raro que Clau aún no haya venido — Le dije para cambiar de conversación.
— Si, que raro — contesto Barbie.
— Tal vez se le pagaron las sábanas — comento Barbie.
Yo asentí sin dar importancia.
— ¿Que tal te fue a ti ayer? — Me preguntó.
Estaba debatiendome en decirle lo de