Cuando las chicas se fueron, Domenic me mandó a llamar, yo fui a su habitación, él estaba de pie junto a su cama, con los brazos cruzados y con una cara de querer matarme.
— Que sea la primera y última vez que traes a casa a personas sin antes avisar — Me regaño.
— Tenía que hacer un trabajo, ¿si no las puedo traer aquí entonces a dónde las llevo? — Le pregunté.
Él se acercó a mi y me agarró del brazo con fuerza, yo jale mi brazo con fuerza.
— Antes de traer a alguien avísame, o dile a mi padre, ¡una de esas chicas se metió a mi habitación! — Me reprochó.
Yo intenté no reírme, recordar las palabras de Clau era tan gracioso.
— No te preocupes, no volverá a pasar, y pido disculpas por lo que pasaste, es que Paulina no me dejó llevarlas a mi habitación — Le dije.
Domenic arrugó el entrecejo.
— Hablaré con Paulina — Me dijo.
Después con un gesto en la mano me despido, yo me di la vuelta y salí de su habitación, definitivamente Clau se merecía un regalo solo por haber incómodado a Domenic.