Tras telefonear al taller más cercano, Marisa fue caminando a la farmacia.
Cuando a media mañana, llamó al taller para ver cómo habían ido las cosas, le dijeron que las dos ruedas habían sido pinchadas intencionadamente y que no había más remedio que cambiarlas por unas nuevas.
Durante el almuerzo llamó a Alice para ponerla al tanto, pero respondió su jefe, Craig Mitchell.
-Soy Marisa , la hermana de Alice.
-Te recuerdo. Nos conocimos la semana pasada en la exposición. Alice acaba de salir a buscar unos archivos. ¿Quieres que le diga que te llame?
-Dile que me llame al móvil, por favor -siguiendo un repentino impulso, Marisa añadió-: ¿Estás libre el domingo al mediodía? Alice y yo vamos a organizar una barbacoa para unos amigos. Será una reunión informal y nos gustaría que asistieras.
-Muchas gracias. ¿Puedo contribuir llevando algo?
-Con que vayas tú bastará. ¿Tienes las señas?
-Sí.
-En ese caso, hasta el domingo.
Mientras terminaba su almuerzo, Marisa se dijo que no estaba haciendo