—Voy a preparar café —dijo finalmente con voz neutra.
—Alicia… —Dante la llamó con una voz que no supo si era disculpa o advertencia.
Ella se detuvo, pero no volteó.
La habitación estaba envuelta en una penumbra cálida. Las cortinas filtraban la luz, tiñendo de calidez las paredes y el rostro de