Aitiana se durmió pensando en Renato, extrañando sus besos, sus caricias y ahora recapacita que se apresuró. Debía haber esperado un poco más, pero ya está, formó una familia con Elian, aunque se molestó por no aceptar estar juntos.
Luego de unas copas, Elian regresa a la habitación, no pudo conseguir una mujer para saciar sus ganas. Molesto, se quita la ropa y se recuesta junto a Aitiana, pero ella no lo sintió cuando la abrazaba.
Al día siguiente se despierta sobresaltada.
- Ay, Elian, me asustaste, ¿qué haces aquí?
- ¿Cómo qué hago aquí, soy tu esposo, donde quieres que duerma?
- Quedamos en que me esperarías y me daría mi tiempo.
- Tampoco te toqué, solo dormí abrazado a ti. Tengo derecho, soy tu esposo, yo no te pido intimidar, solo te pido dormir, abrazados. Aitiana duda un segundo - dame tiempo, por favor.
- Está bien, vamos, cámbiate y bajemos a desayunar y luego vemos a dónde quieres ir.
Ambos se cambian. Bajan, tomados de las manos, para el salón de los desayunos, luego se v