Por un momento todo mi mundo se volvió muy negro, ver a Masen medio tirarse hizo que mi corazón se parara.
Me lancé sobre ella y la empujé lejos, me acerqué a ella y negué.
—No puedo dejar que hagas eso Masen, lo siento pero no puedo pequeña.
Ella comenzó a llorar, me abrazó fuerte y así nos quedamos durante unos minutos hasta que Claudio carraspeo y nos separamos.
—Roberto —susurró antes de que nos levantáramos.
—Dime pequeña.
—Perdóname, perdóname por favor.
—No tengo nada que perdonarte —la di un beso y sonreí —no te dejaré nunca sola pequeña, siempre estaré contigo.
Nos levantamos y seguimos a Claudio hasta donde los demás estaban. Masen al ver a Damián corrió hacia él y ambos se abrazaron con fuerza.
—¿Estás bien?
—Si, estoy bien.
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