Mi guardaespaldas, el señor Jabir, me acompañó a realizar el mercado por una semana. Una de las pocas cosas que nunca delegué, lo hacía para estar ocupada y porque me gustaba. Ahora tendríamos más miembros en la casa por mi seguridad. —Era extraño, solo le he importado a mi hermano y a mis tres únicas amigas… aparte de mi perra Gardenia—. El estar con tanto personal en pro a mi seguridad me había reconfortado.
Sí, era rara como se lo dije a la psicóloga y una psiquiatra. Desde mi matrimonio la he pasado muy mal. Aparte de no tener una buena aceptación con mis padres. Al año de mi boda, conocí a Salomé, ella me recomendó a la persona quien me ayuda con la autoestima.
El mantener en secreto lo de mi enfermedad cardíaca y el no ser aceptada por mis padres; no tenía idea de las razones por las cuales me odiaban tanto. El sufrir de bullying en la escuela y en la universidad por ser gorda, al casarme de ese modo abrupto y por una deuda, pero sentía que había algo más en el tintero.
Mi espos