Jennifer Stone
No voy a negar que tenga miedo, y es que con la madurez viene acompañada de algo que llama prudencia.
Duermo en brazos de Samir y siento que toco el cielo con mis manos, me siento amada, el huele tan rico despierto y creo que es un sueño, nos besamos, nos decimos te amo, casi no puedo dormir emocionada.
— ¿No tienes que trabajar?— Le pregunto al ver que se quedo dormido.
—No quiero separarme de ti. — Me dice con los ojos cerrados abrazándome, me hace reír.
—Igual yo pienso ir al médico ahora, por lo del método. — Le aclaro
—Pues voy contigo. — Me responde tranquilamente.
—Pues párate, que debo preparar todo antes que Oliver se despierte, después no me deja hacer mucho. — Le respondo, voy al baño hago mis necesidades y cuando estoy bañándome el entra a la regadera conmigo.
Ambos nos enjabonamos, apenas pone sus manos en mi piel desnuda me olvido de la prudencia y lo beso.
Nuestros cuerpos reaccionan de inmediato, el presiona su masculinidad contra mi cuerpo.
Mi centro p