CAPÍTULO 57

Al día siguiente, Sibel se miró al espejo para comprobar que alrededor de su mejilla, estaba colocándose de color púrpura, y un poco verde.

Ella tomó la crema que Sora le trajo, y se tomó las píldoras que había en la mesa.

Se fue a la sala de la suite, y pudo notar que Sora estaba frente a la panorámica con un vaso de cartón de café, que quizás había comprado reciente.

—Huele bien… —Sora se giró, y le mostró una sonrisa.

—No pensé que iba a levantarse tan temprano… —ella alzó los hombros.

—¿Iván?

—Está un poco ocupado… resolviendo unos asuntos en la mansión con la señora Ágata.

—Puedo imaginarlo… ¿Crees que…? —ella señaló el envase.

—Iré por uno… —pero Sibel negó.

—Me gustaría estirar las piernas… ¿No queda a unas cuadras? —Sora no pareció muy seguro, pero dejó el vaso encima de la encimera y asintió.

—Vamos.

Sibel se puso una chaqueta para salir, y al salir del edificio, comenzó a caminar con Sora, y unos tres hombres más a su espalda. Estaba relajada en esencia cuando sus pies se de
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