23 años atrás…
Ana estaba apresurándose a colocar la ropa que pudo en una maleta. La mayoría era de Iván, algunas cosas particulares de Vladímir, y solo dos mudas de ropa para ella.
No le importaba la fortuna de su marido, ahora lo único que podía ver era sus pasaportes juntos, y los minutos que estaba contando como una desesperada.
—Mamá… —Ella brincó cuando Iván entró, que se puso detrás de ella, se había perdido un poco en sus pensamientos, y era demasiado tarde. Al menos ya casi media noche—. ¿Es cierto? ¿Nos estamos yendo?
Ana se apresuró a colocar la mano en su boca y susurró.
—Alguien no está ayudando… nos vamos todos juntos… solo debemos esperar… y no hablar sobre nuestro secreto muy fuerte.
Iván frunció el ceño.
—¿Se trata de tu amigo? —y ella asintió.
—Sí…
—No me gusta él…
—No importa que no nos guste… lo importante es que nos ayudará.
—¿Cuándo vendrá por nosotros?
—Solo… debemos esperar… ¿De acuerdo?
Iván asintió sentándose en el borde de la cama, y Ana se trepó