23 años atrás…
Ana no supo en qué momento, pero eran las cuatro de la mañana cuando Tania le tocó el hombro y le susurró en el oído.
—Cariño… creo que es hora de irnos… —Ella asintió y miró a Armand.
—Debo irme…
Armand pasó un trago difícil. Decir que se sentía extasiado por esta mujer, era quedarse corto, ni siquiera sabía cómo había podido contarle su vida, y confesarle en unas horas, que se había casado con una mujer para posicionar su estatus.
Pero Ana, aquí presente, lo había embelesado, flechado y embrujado como ninguna otra.
Ella se levantó y Armand la tomó de la mano enseguida, es como si no quisiera que se desvaneciera de un momento a otro.
—Por favor… déjame llevarte… es tarde, es peligroso… las levaré a ambas…
Tania miró a Ana y asintió, mientras Ana aceptó su propuesta.
A la primera que dejaron en el camino, fue a Tania, quien le pidió a su amiga comunicarse con ella en cuanto llegara, y durante el camino, Ana estuvo un poco nerviosa, pensando cómo decirle que la d