Mateo ahora debe odiarme.

Tengo que encontrarlo cuanto antes y explicarle bien las cosas.

Pero, ¿dónde estará?

Después de algo tan grave, es imposible que haya ido a la empresa.

Y como su mamá ya no tenía relación con la familia Bernard, su muerte no tendría nada que ver con ellos, así que tampoco pudo haber ido a esa casa.

Entonces, ¿a dónde fue?

Ni siquiera vino a buscarme. Aunque me odiara, no intentó encontrarme.

Cuando al fin lo encontré, ya estaba anocheciendo y la operación de mi mamá aun no terminaba.

Lo vi en nuestra villa, dentro del estudio.

Estaba sentado en la silla, con la luz apagada y con las cortinas cerradas, sin siquiera dejar entrar la luz del atardecer.

La habitación estaba en completa oscuridad, si uno no veía bien, ni se daría cuenta de que había alguien ahí.

El aire estaba lleno de olor a cigarrillo y me apretaba el pecho lo tenso que se sentía el ambiente.

Encendí la luz y lo primero que vi fue todo lo que había tirado al piso.

Fui caminando hasta él.

Estaba re