Capítulo 612
Cuando vi que Mateo ya había creído por completo en el supuesto cambio de Camila, decidí no insistir más.

De todas formas, yo iba a seguir desconfiando, porque es mejor prevenir que curar.

Mateo se quedó en la habitación del hospital hasta pasada la medianoche.

Al final, temiendo que yo no aguantara, contrató a una enfermera para que cuidara a Sayuri, y luego me llevó de regreso a la casa.

Él llevaba días trabajando sin descanso, y ahora, con lo de su mamá, ya estaba agotado por dentro y por fuera.

Nos acostamos juntos.

Me abrazó y, en unos minutos, ya estaba bien dormido.

Su respiración era agitada y se veía tenso hasta dormido.

En sus brazos, me di la vuelta y acaricié su frente suavemente.

Me tomó un buen rato tratar de quitarle esas arrugas de preocupación que no se iban ni cuando dormía.

Suspiré y le di un beso suave en los labios.

Ojalá nuestras mamás puedan salir de esto con vida y sin dolor.

Al día siguiente, cuando desperté, Mateo ya se había ido.

Me dejó una nota:

—Fui al hos
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