Capítulo 535
Mateo por fin habló. Su voz sonaba tensa, pero lo que dijo no lo entendí del todo.

Intrigada, lo miré.

—¿Qué es lo que se supone que recordé?

—Tu pasado con Javier, cuando eran jóvenes.

De una vez le respondí:

—No, para nada. Solo supe eso cuando vine aquí, que en ese entonces ya los conocía a ustedes y que vivíamos tan cerca de la casa de mi abuela.

Mateo me miraba sin parpadear. Sus ojos oscuros me pusieron algo nerviosa.

Le tomé el brazo con suavidad y bajé el tono de voz:

—Mateo, ¿qué te pasa en verdad? ¿Es porque no te gusta que esté sola con Javier? Si es eso, no me volveré a ver a solas con él, ¿sí? No te enojes. Además, ¿cómo está tu herida? ¿Cómo pudiste salir del hospital así como así?

Mientras hablaba, apresurada, le abrí la camisa para revisarle el vendaje.

Por suerte, la herida no se había abierto y las vendas estaban bien colocadas.

Pero aun así, con esa herida, ¿por qué no se quedó en el hospital? ¿Solo por venir a buscarme?

Justo pensaba en eso cuando Mateo me apartó su
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