Capítulo 496
La voz de la madrastra de Mateo, ya de por sí estridente, se volvió insoportable, mezclada con su llanto y sus alaridos.

Javier seguía mirándolos con una sonrisa.

No pude soportarlo más, tomé su brazo y lo llevé hacia la sala de emergencias donde estaba Mateo.

La madrastra de Mateo, aún decidida, intentó seguirnos y discutir con nosotros, pero Miguel la detuvo.

Nos sentamos afuera de la sala de emergencias.

Javier bajó la cabeza, su ira desapareció un poco, pero aún se le notaba una profunda tristeza hasta en cómo se sentaba.

Supe que probablemente estaba pensando en su niñez, en sus padres.

Apreté los labios. Sin saber cómo consolarlo, solo dije:

—Te entiendo, es difícil de superar el pasado. Y yo no tengo derecho a pedirte que lo olvides, ni mucho menos que lo perdones. Pero estamos en un hospital, hay muchas personas mirando, y tú eres una figura pública. Si aquí, ahora, te enfrentas a Miguel, te meterías en problemas.

—...Sí.— Javier respondió con voz aburrida.

Lo miré, sin decir
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