—La verdad, me agarró de sorpresa —dijo Michael.
—Jamás pensé que mi hermano mayor te mandaría para acá.
—Somos empleados suyos. A quién mande le da igual —respondí, seca.
Él no estaba de acuerdo:
—No da igual. Si hay algo que le saca chispas es vernos juntos. Y ahora te manda aquí… ¿no le preocupa que nos veamos a diario?
Eso también me tenía descolocada.
Normalmente, con solo verme hablando con Michael, ese hombre se ponía como loco.
Pero ahora… prácticamente me había mandado derechito con él.
Apreté los labios y dije:
—Quizá, de plano, ya le da igual.
—¿De verdad?
Michael me miró raro, sonriendo.
—Mi hermano es un misterio total.
Sí… lo que pasa por la cabeza de Mateo es imposible de adivinar.
Después de un rato callados, Michael me miró y de repente dijo:
—Aurorita, cuando salga esta serie y sea un bombazo, y yo me haga famoso… quiero que estés conmigo.
Su voz sonaba llena de seguridad.
Era obvio que le tenía muchísima fe a este proyecto.
En ese momento, la actriz principal estaba