Ahora es Michael el que no para de llamar, y seguro después lo hará Mateo. Y como me fui sin decir nada, capaz se vuelve loco y me echa tremendo sermón.Lo único que quiero ahora es cortar todo lazo con el pasado y vivir tranquila, sin inquietudes.Así que este número tenía que desaparecer.Me fui hasta la calle, tomé un taxi y fui directo al centro de atención. Pedí una nueva tarjeta SIM y cancelé la anterior.Después de poner la nueva, lo primero que hice fue llamar a mi hermano. Le avisé que cambié de número y le pedí que no se lo pasara a nadie.Se rio, dijo que yo andaba demasiado misteriosa, pero no le conté más.Luego llamé a Valerie.Ella ya sabía lo que había pasado entre Mateo y yo, así que le conté rápido cómo estaba y qué pensaba hacer. Estuvo totalmente de acuerdo con que me alejara.Después me preguntó dónde estaba. Le pasé la dirección y me senté a esperar en una tiendita de la calle.A mis papás no les conté nada. La verdad, le tengo miedo a mi papá. Él está convencido
De inmediato, grité:—¡¿Cómo rayos voy a estar embarazada?! ¡Es imposible, no puede ser!Valerie me miró, sonriendo, como si mi reacción fuera un chiste:—Mira cómo te pones, solo estoy suponiendo, es molestando.Hizo una pausa y agregó:—Aunque, bueno… siempre es posible que el embarazo puede causar náuseas. Igual también puede ser que anoche el alcohol te jodió el estómago.—Ajá, debe ser eso, el alcohol me cayó mal, no hay ninguna forma de que esté embarazada —contesté, sintiendo un escalofrío mientras me tocaba la cara.Valerie me agarró la mano y preguntó:—¿Te asusta la idea?—Obvio que me asusta. Estoy tratando de cortar todo con Mateo, ¿cómo voy a tener un hijo suyo ahora?—¿Y si por pura casualidad lo estás? ¿Qué harías?—¡Eso nunca va a pasar! —dije firme, aunque por dentro algo se movió.Recordé aquella vez en casa de los Bernard, cuando no nos cuidamos.Ya pasaron casi dos semanas, y mi periodo está atrasado más de cuarenta días.Pensé que era por el estrés, por los cambios
Pero, si los tuviera, ¿cómo ella sería capaz de criarlos?Ni siquiera puedo con mi vida, ¿cómo voy a cuidar de dos bebés?Además, ya decidí cortar todo con la cárcel que era Mateo. Ahora, con dos bebés suyos, ¿no serían dos cadenas para toda la vida?Mientras más pensaba, más se me enredaba la cabeza. Me tapé la cara sin saber qué hacer.Valerie me dio unas palmadas en la espalda para calmarme:—Aurorita, no te pongas así. Que lleguen estos dos bebés es una señal del mismísimo cielo.—¿Por qué debes tener miedo? Yo voy a ser su madrina, los vamos a criar juntas.La miré, emocionada.—¿Y si Mateo se entera? ¿Y si viene a quitármelos?—Nos escondemos. Cuando nazcan, nos vamos al otro lado del mundo, a donde no nos pueda encontrar.Valerie suspiró:—Todo sería más fácil si tuviéramos plata. Podríamos escondernos tranquilas y cuidar de los bebés.Tenía razón. Si tuviéramos dinero, podríamos irnos a otra ciudad.Pero la realidad era otra. No tenía ni tres mil dólares.Pensar en eso me dio m
Me quedé totalmente rígida, sintiendo cómo mi cara se ponía pálida.¿Qué voy a hacer ahora?En esa ecografía está mi nombre. Si Mateo la levanta y ve que estoy embarazada, ¿de seguro me quita los bebés?La última vez, en la casa de los Bernard, quiso que me embarazara porque su abuela quería un bisnieto.Si se entera, ¿me encerrará como si fuera una máquina de hacer niños?Cada posibilidad me hacía sentir peor.Quise correr a recoger la ecografía, pero Mateo ya la había visto y estaba agachado para levantarla.Me tapé la boca, temblando, con mil ideas cruzándome por la cabeza.Justo en ese momento, Camila corrió hacia él, le tomó el brazo y dijo:—Mateo, te equivocaste otra vez, mi consulta no es aquí, esta es la sala de maternidad.—¿Ah, no lo sabía?Mateo contestó tranquilo, mirando hacia donde yo estaba.Me escondí de inmediato, muerta de miedo.Camila le preguntó:—¿Qué tanto miras?—Nada, pensé que vi a un conocido —dijo él, y luego murmuró como para sí—: Pero no puede ser ella.—
Me reí muchísimo y hablé:—No hace falta, estoy embarazada, no soy una inválida que no puede caminar. Además, ¿sabes lo caro que es un hotel? Yo tengo dónde quedarme.—¡No puede ser! Cuando me dijiste dónde vivías, supe que era un sitio bastante feo. Tienes que mudarte. Si el hotel es caro, alquilamos un departamento cerca.—No es necesario —le dije mientras la abrazaba, emocionada—. Tenemos que ahorrar, ser muy prudentes con los gastos. El lugar donde estoy está bien, la gente es tranquila, no te preocupes.Valerie suspiró:—Qué lástima que sea una extra. ¿Cuándo será el día que me toque ser la protagonista? Cuando llegue el día de mi suerte, te compro una mansión.—Vas a lograrlo muy pronto —le dije mirándola de frente—. Vas a ser una estrella, una muy brillante.En serio, Valerie tiene un talento increíble para actuar. Desde que se graduó, ya varios directores la querían. Tenía un futuro brillante.Pero su madrastra le arruinó la vida mandándola al extranjero, y cuando volvió, ya la
Me incliné, confundida, a punto de preguntarle qué pasaba, cuando Valerie me hizo una seña para que guardara silencio. Cerré la boca al instante.Valerie sonrió, tranquila, y dijo por el celular:—Ah, ya veo, señor Bernard.Sentí muchos nervios.¿Señor Bernard?¿Mateo?Vi la reacción de Valerie y supe que era él.¿Qué hacía Mateo llamándola?Valerie me miró de reojo y puso el altavoz.Contuve la respiración mientras miraba el celular.La voz de Mateo, más grave que nunca, se escuchó fuerte:—¿Sabes dónde está viviendo Aurora?Me quedé tiesa, sin poder moverme.Mateo había conseguido llegar a mí por medio de Valerie.Ella, que sabía actuar como nadie, enseguida se metió en el papel.Con tono preocupado, dijo:—¿Qué pasó con Aurorita? ¿Nada qué aparece? ¡Ella no me ha buscado! Mateo, ¿qué le hiciste? ¿Acaso tuvieron otra discusión y se dejaron?La miré asombrada y levanté el pulgar, su actuación era espléndida.Su tono sonaba tan real que casi me lo creía yo también.Valerie me dedicó un
—Será mejor que en estos días no hablemos. Mientras Mateo no tenga pistas, no va a sospechar dónde estás.Valerie me miró, preocupada.Le di una palmada en el hombro y sonreí:—Te afanas de más, lo peor que puede pasar es que me quede encerrada en el departamento unos días.Valerie hizo una mueca:—Como digas, pero si pasa algo raro, me avisas enseguida.—Y tú también. Si Mateo manda a alguien a buscarte, avísame apenas puedas.Ahora mismo lo que más me asusta es que Mateo quiera lastimar a alguien cercano para obligarme a salir.Espero que no esté tan loco como para hacer eso.Valerie me acompañó hasta el auto antes de irse.No había pasado mucho tiempo cuando mi hermano me llamó.Me preguntó, preocupado:—Aurorita, ¿ahora qué pasó con Mateo? ¿Por qué me llamó?Sentí que el corazón se me apretaba. Mateo estaba interrogando a todos los que conocía.Pregunté enseguida:—¿Le diste mi número o mi dirección? Dime que no.—¡Obvio que no! Eso se sabe —dijo mi hermano, indignado—. Ese tipo ti
Mateo Bernard me cogió por casi media semana. Por supuesto, yo también me lo cogí a él. Lo hubiera hecho a gusto, de no ser por el hecho de que él se aprovechó de mi estado. Él era tan solo un pobretón a quien yo no solo no dejaba que me pusiera ni un dedo encima, sino que también lo menospreciaba y pisoteaba.Ahora, irónicamente yo soy quien ha caído en la pobreza y la desgracia, y él, en cambio, ha prosperado. Pero, como si quisiera vengarse por toda su frustración, ahora de verdad me hacía el amor, y me lo hacía con mucha hambre de mi………Mi ahora esposo por error que vino a vivir a mi casa.¿Y por qué esposo por error? Porque, al principio, su hermano era quien me gustaba e incluso salía con él. Pero, en una reunión de fraternidad, terminé teniendo sexo con el hermano equivocado en medio de mi borrachera. Y todo el mundo se enteró.Al final, mi padre no tuvo más remedio que pedirme que me case con él, para no deshonrar a la familia. Así, él se convirtió en su yerno y acabó vivi