—¡Cállate! ¡Deja de pretender ser la buena de la película! —gritó Camila, llena de rabia.
Las palabras, tan llenas de odio, molestaron a Carlos y a Javier; se notó de inmediato.
—Camila, no hables así —le dijo Carlos, con voz baja pero firme.
—Aurora solo se preocupa por ti. Ella ya dejó atrás el rencor que sentía, todo por nuestro bien. ¿Por qué sigues tratándola con tanta hostilidad?
Apenas lo dijo, Camila abrió los ojos, incrédula.
—¿Qué dices? ¿Insinúas que exagero? Carlos, tú dijiste que me amabas más que a nadie, que nunca me ibas a abandonar, que siempre me ibas a proteger... ¡Pero mírate! Ahora solo defiendes a tu hermana. ¿Cómo no ven que está fingiendo? ¡Todo esto es una farsa!
—Camila... —Carlos la miró, impotente.
—¿Por qué piensas así? ¿Para qué fingiría algo así? Tú misma viste cómo estaba Mateo ayer: destruido, fuera de sí. Si Aurora no quisiera a Javier, si no estuviera en serio enamorada, ¿por qué habría roto con Mateo de esa forma? Deja de sospechar de ella, por favor