Los impulsos nerviosos para idear un pensamiento, aunque sea el más pequeño, son esenciales para que la vida sea tal y como la conocemos. Algunas personas han ayudado a modelar nuestro planeta, pero de una manera que no era consciente, y que muchos de nosotros tampoco lo imagina. Yo era una chica como cualquier otra, con un futuro inmediato estructurado, con una vida feliz. Lo que pasó al conocerlo cambiaría todo en lo que se basaba mi futuro y la perspectiva del mundo que nos rodea. En mi búsqueda de respuestas entendí que esta energía mítica que incluye un poco de ciencia, está oculta para la mayoría de las personas. Muchas culturas tienen un nombre para esa energía vital. En África la conocen como “Mungo”, en China le dicen “Ch’i”, algunos científicos también la han nombrado como o algunos románticos quizás piensen que es el amor… para nosotros es “Numen”. Nada de lo que sabes es tal cual te lo contaron.
Leer más“Incluso la paz se puede comprar a un precio demasiado alto”.
Benjamín Franklin.
(1706-1790)
Político, polímata, científico e inventor estadounidense.
Algunos dicen que después de la tormenta viene la calma, no es lo que pienso en este momento. La tormenta más fuerte registrada en Chicago está en pleno apogeo y no da tregua a la ciudad. Me encuentro mirando unos ojos idénticos a los míos, pero en los suyos no veo el temor que siento.
Desde siempre le tuve miedo a las tormentas, a los truenos, a la ferocidad del diluvio, y aunque la luz de los relámpagos me atrae como abeja a la miel, saber que luego del resplandor viene ese rugido de la naturaleza hace que quiera meterme debajo de la cama.
Mis manos tiemblan.
Por fortuna, tengo a mi piedra angular, mi roca fuerte, mi hermano. Aunque soy mayor que él por unos dos minutos con cuarenta segundos; de los dos, él es el fuerte, el valiente, el que se arriesga sin importar qué, y que me cuida por sobre todas las cosas.
—¡Ven aquí! —grita desde la puerta, por encima del crujido de un trueno.
No dudo en saltar a sus brazos.
Estamos acostumbrados a las tormentas en esta época del año, y no por nada la llaman «La ciudad de los vientos», sin embargo, esta vez creo que es diferente. Como si alguna deidad allá arriba estuviera en plena batalla.
—Gracias. —Le digo al abrazarlo fuerte, me siento un poco más en calma con su abrazo de oso.
—Miedosa. —susurra, al intentar apartar mi mirada fija en el ventanal, donde se describe un rayo perfecto que desciende desde las nubes casi negras e ilumina toda la ciudad. ¡Maravilloso!
No logro entender cómo a algo tan hermoso como un rayo, le siga algo tan siniestro y estrepitoso como el sonido del trueno.
—Tonto. —respondo, y se escucha de nuevo ese sonido estruendoso, seguido de un silencio perturbador.
Matt y yo estamos en mi habitación, siempre que hay una tormenta, él es mi caballero de brillante armadura. Me deja en mi cama y cierra las persianas.
—¿Nunca vas a dejar ese miedo tonto tuyo? —pregunta, sentándose a mi lado.
Aunque somos gemelos, no somos idénticos, médicamente somos gemelos fraternos, cada uno tuvo su saco dentro de mamá, además del parecido de nuestros ojos, es muy distinto a mí. Con su metro ochenta o algo más, su caminar tan seguro, delgado, y con músculos definidos por su adicción al gimnasio. Yo, por el contrario, soy mucho más baja, voluptuosa y con cero coordinación en los deportes. Muy distintos. Sin embargo, tenemos esa conexión de gemelos a pesar de las diferencias. Sabemos cuándo necesitamos uno del otro.
Mi respuesta a su pregunta anterior, una épica rodada de ojos, y se carcajea como si hubiese dicho el mejor chiste del mundo.
El reflejo de otro rayo hace brillar la habitación por un breve instante, aún a través de las persianas, este departamento me encanta, pero en días como hoy hasta llego a odiarlo. Siento como si el ventanal se hace más grande cada vez que hay una tormenta.
—Todo va a estar bien, tranquila, abejita. Todo pasará. —Ese es el mantra de mi hermano mientras intenta calmar mis nervios.
Entre la tormenta y la noche, me sumerjo en una duerme vela sintiendo los ruidos espeluznantes ya muy lejanos. Las tormentas me agotan, me hacen sentir somnolienta y nerviosa, siempre termino cansada del ruido y los rayos.
Ahora me siento segura por lo que me dejo ir, sé que mi hermano me protegerá, que la tormenta pasará, y que gracias a la ingeniería y a Benjamín Franklin este edificio tiene pararrayos.
Me dejo ir, junto con Morfeo…
***
Apenas abro los ojos…
—¡Buenos días, abejita! —Sí, esa es mi mamá, con su personalidad tan explosiva. No lo entiendo, los médicos tienden a ser serios e imperturbables, no como esta mujer que me abraza hasta casi dejarme sin aliento.
—¡Mamá, me quedo sin aire! —Me suelta, al escuchar mi quejido lastimero.
No sé por qué me extraña, si siempre que llega de su guardia nocturna hace lo mismo. Y antes de salir, por supuesto. El apretón de boa constrictora no puede faltar.
—Estuve preocupada anoche, ¿cómo estás, abejita? No había línea telefónica, me cansé de llamarlos a ti y a tu hermano para comprobar que estaban bien. La tormenta cobró varias víctimas —cuando dice eso, noto que tiene sus ojos llorosos—, siempre es duro perder a alguien en la sala de emergencias.
—Lo siento mucho, mamá. Estoy bien. Matt se quedó conmigo. Sabes cómo me ponen las tormentas.
—Sí, lo sé. Matt me contó al llegar a casa. Estaba en su cuarto, intentaba comunicarse con Rose.
—¿Qué pasó con ella? —Rose es la novia de mi hermano, la odiaría por quitármelo, pero es mi mejor amiga de toda la vida, así que no hay nadie más perfecto para él que ella.
Supe que serían el uno para el otro desde que juntos pegaron chicle en el cabello de la maestra, en la escuela, y solo se reían de su maldad. Matt la ama, y ella le corresponde del mismo modo. La envidio a veces, quiero encontrar a alguien así para mí.
—Rose está bien, solo que por la tormenta no hubo línea telefónica y… —Continua mamá, a medida que sale de mi habitación, solo le escucho un poco antes de desaparecer por el pasillo, seguía hablando de cómo la tormenta había arrasado con la ciudad entera, árboles caídos, pérdidas humanas y hasta personas desaparecidas. Me imagino una escena al estilo Chicago Fire.
Se asoma a la puerta de mi habitación, dice—: Es obvio, que no comenzarán la universidad en la fecha indicada.
Media hora después de llegar, mamá ronca en el sofá. Me arreglé para salir con mi hermano a casa de Rose, solo queda a unas cuadras, así que debemos caminar hasta allá por los daños en la calle.
Con mis Converse húmedas, llegamos al pórtico de Rose, ya nos esperaba con una sonrisa de oreja a oreja. Se abalanza sobre mi hermano, e intentan fundirse como uno solo.
—¿Hola? ¡Yo existo! —informo con fingido dolor.
Rose se separa, me abraza casi con la misma fuerza.
—¿Cómo te fue con la tormenta? —Rose sabe de mi aversión a las tormentas.
—Bien, como siempre. —Me encojo de hombros restándole importancia.
—La encontré temblando de miedo cerca del ventanal. —Esta vez es Matt quien habla, con una pizca de burla en su voz.
—No esperaba que fuera distinto. —responde Rose mirándolo a los ojos.
—Oh cielos, olvidan que estoy aquí.
Rose ignora mi comentario anterior—: Vayamos adentro. Hay películas y dulces.
Aunque no me gustan las películas, siempre me entretengo viendo adaptaciones de libros y criticando cada aspecto que no se apegue a la historia. Matt escoge la película, una de superhéroes que no me interesa en lo absoluto. Me aburro, mucho.
Cerca de veinte minutos más me doy por vencida y decido salir al patio de la casa de Rose, lleno de grama y flores hermosas. Me encantaron desde el primer día que vine a su casa hace tantos años, al fondo hay un árbol grande con una casita de madera. Mi infancia, toda en este patio.
Me dejo caer en el columpio, me saco los audífonos que tenía en mis oídos.
De repente pienso en las nubes de anoche, en su forma de remolino, y tan oscuras como el hoyo más profundo, hace que la ciudad se vea tan pequeña… Aparto ese hilo de pensamientos.
Me concentro en imaginarme cómo será este año en la universidad, ¿seguiré con esa carrera o me cambiaré a lo que de verdad me apasiona, el diseño de jardines? ¿Será mucho mejor que el año pasado? Debo solucionar pronto mi indecisión con respecto a qué carrera seguir.
La señora Annie sale y me entrega una pequeña bolsa con galletas caseras de vainilla con chispas de chocolate. Las amo. Las amaré por siempre, las mejores galletas del mundo mundial.
—Gracias, sabe cuánto amo sus galletas señ…
—No me llames señora —me interrumpe.
—Está bien, Annie. Gracias. —digo con un sonrojo.
Asiente, y regresa a la casa, me deja sola con mis pensamientos y muchas galletas, pecado hecho un círculo dulce y delicioso.
Debió pasar mucho tiempo, y yo con la vista en el césped, pues, cuando me doy cuenta, es hora de regresar. Se avecina otra tormenta, ya hay nubes grises y al mirar al cielo me encuentro de nuevo con esa masa casi negra que parece querer succionar todo como un tornado.
Nos despedimos de Rose y nos apresuramos a nuestro edificio mientras que las primeras gotas comienzan a caer.
Pasaron otras dos horas donde parecía que el cielo se fragmentaría y nos caería encima, una tormenta incesante. El sol ni se asomaba, aun cuando era mediodía, la ciudad estaba envuelta en oscuridad. Matt, como de costumbre permaneció cerca de mí, mientras mamá preparó chocolate caliente.
Y nos dispusimos a jugar Scrabble[1], ya que no podíamos encender la TV, «por seguridad». Soy la mejor en el juego, Matt solo me gana con trampa, y mamá, es ágil con palabras como Acalasia[2], Fimosis[3], por lo que siempre se lleva varios puntos, asumiendo que esas palabras existen. Nos divertimos un rato esa tarde, aún llovía, pero la lluvia no era tan escandalosa como la noche anterior. Las deidades seguro habían llegado a un acuerdo de paz.
Al final ganó mamá, como siempre y eso fue todo.
Mamá celebró su triunfo con su baile feliz, algo al más puro estilo del Sombrerero loco de Alicia con su FutterWacken[4].
Mañana debe ir a su guardia continua de setenta y dos horas, en la emergencia del hospital universitario de Northwestern. A veces la extraño en casa, pero entiendo lo importante que es para ella salvar vidas, por eso su área es la emergencia, y me enseñó cuan hermosa y valiosa es una vida desde que era una niña.
Alrededor de las seis de la tarde cuando la ciudad entera se queda sin electricidad. Todo está sumido en una completa oscuridad, entro a mi habitación y me quedo sorprendida por el apagón repentino e intento retroceder, en tanto ese ventanal descubierto me invita a acercarme, a mirar los rayos caer e iluminar las sombras.
Vivimos en un edificio residencial alto y desde mi enorme ventana, se puede ver casi toda la ciudad, amo esa vista. Sin embargo, en los días de tormenta la detesto, a excepción de esta tarde, es diferente. Lo que siento es una especie de adoración hacia esos rayos en el cielo. No sé qué me sucede o qué me poseyó, solo sé que me alienta a acercarme cada vez más… cada vez más atrayente… más hipnótico…
Escucho mi nombre y me apresuro a bajar con mamá y Matt. Mientras camino escaleras abajo me pregunto, ¿qué fue eso, es real? Nunca había tenido esa sensación tan abrumadora de querer estar cerca de aquel resplandor. Creo que los nervios me están jugando una mala pasada. Y como en cada tormenta eléctrica, me siento un poco somnolienta, cansada.
Al llegar abajo, la electricidad regresa, y se me hace imposible abrir los ojos por completo, y ver lo que pasa. Mi mamá con una linterna en las manos, Matt apaga una vela.
—Abejita, tardaste una eternidad, creí que tenías un ataque de pánico. —dice mamá, me estremezco porque podría haberlo tenido, estaba sola con los rayos, y en completo estado de veneración. Me gusta la lluvia, mas, con las tormentas es algo diferente.
—Solo no encontraba la puerta. —Miento.
¿Sería cierto o un producto de mi imaginación? No puedo confirmarlo, así que, lo ocultaré y negaré.
—¿Asustada, abejita? —pregunta el necio de mi hermano.
—Obvio —Ruedo los ojos—. Me dejaste sola —respondo lanzándole un puño a su brazo.
—¡Auch! Tranquila fiera. Creí que ya estabas aquí abajo. —asegura, y me hace cosquillas en las costillas.
El servicio eléctrico se normalizó luego de un tiempo de constantes interrupciones, ya todos juntitos casi dormidos en el sofá, aunque algo incómodo se siente correcto en un momento así. Lo último que pienso antes de dormir es en esa sensación, en ese anhelo, y un escalofrió recorre mi piel.
Me obligó a cerrar los ojos y conciliar el sueño, mientras recuerdo el resplandor, el hermoso resplandor…
[1]) Scrabble: es un juego de mesa en el cual cada jugador intenta ganar más puntos mediante la construcción de palabras sobre un tablero de 15x15 casillas.
[2]) Acalasia: consiste en la incapacidad para relajar las fibras de músculo liso del aparato gastrointestinal en cualquier sitio de unión de una parte con otra.
[3]) Fimosis: Estrechez de la abertura del prepucio que impide descubrir el glande total o parcialmente.
[4]) FutterWacken: Es el término utilizado para referirse a la danza de la alegría del sombrerero en Alice In Wonderland.
“Bendita sea la fecha que une a todo el mundo en una conspiración de amor”Hamilton Wright Mabie(1846 – 1916)Ensayista, editor, crítico y profesor estadounidense.Recuerdos de una navidad pasada.Abrir los regalos la mañana de Navidad, siempre fue lo mejor de esta época, sin embargo, desde hace dos días, descubrí que Santa no es real, y que papá y mamá ponen los regalos debajo del árbol cuando no los vemos.Al principio, me enojé con mis papás en secreto, lo más importante para mí es que Addie no entere, por lo menos no por mí, que no sepa que Santa no es quien creíamos que era. No le contaré a Adaline mi sueño, quiero que siga creyendo en la magia de la Navidad.<
“La felicidad es un accidente de la naturaleza, un hermoso e impecable accidente”.Pat Conroy(1945 – 2016)Escritor y novelista estadounidense.Adrien…La llegada a la universidad me saca del mar de recuerdos, nos dirigimos al salón del doctor H con sus dedos entrelazados en los míos, se siente correcto, incluso perfecto como las piezas de un rompecabezas que encajan. Maldición, soy afortunado.Bee todavía no recuerda que es nuestro tercer «cumplemes», como lo ha llamado ella los dos meses anteriores, estoy casi seguro que sacó el nombrecito de mi hermana.Addie, se ha convertido en su mejor amiga, y junto a Yumiko son las chicas superpoderosas.Nos sentamos en el lugar de siempre, pasan unos pocos minutos, y se presenta el profesor Harrison.—Buenos día
“Un sueño no se hace realidad mágicamente: se necesita sudar, determinación y trabajo duro”.Colin Powell.(1937-Actualidad)Militar, diplomático y político estadounidense.Adrien…«Lo que debemos entender sobre la mitología romana es que, por el contrario de la griega estaba formada por las complejas relaciones entre dioses y humanos, y no por relatos.Podemos decir como conclusión, que los antiguos romanos eran polidemonistas, más que politeístas, ya que los adoradores invocaban a los seres por sus nombres y funciones y las implicaciones en sus actividades, por ejemplo, la cosecha; y el numen, o “poder” del ser se manifestaba en formas especializadas, por ello fueron identificadas las deidades romanas más importantes como los
“El amor es el poder de ver lo similar en lo diferente”Theodor Adorno(1903 – 1969)Filósofo alemán de origen judíoAsiento en acuerdo a la afirmación de Derek.—Cómo haremos esto? ¿Pregunta y respuesta o cómo? —pregunta él.—Yo pregunto y tú respondes.—Está bien. Adelante.—Vamos desde el principio, ¿todo fue parte de un plan, desde el Muelle de la Armada? —tengo cinco pares de ojos puestos en mí, y pasan a observar a Derek. Adrien aprieta mi mano por debajo de la mesa.—No, Bee. Conocerte en el Muelle de la Armada fue una coincidencia. Pasaba por un mal momento con Malcom, me obligó a golpear a un hombre hasta casi la muerte, y no me excuso de cosas que hice mal diciendo que me obligó —Addie hace c&
“Ama y haz lo que quieras. Si callas, callarás con amor; si gritas, gritarás con amor; si corriges, corregirás con amor; si perdonas, perdonarás con amor”.San Agustín de Hipona.(354 d. C. -430 d. C.)Santo, padre y doctor de la Iglesia Católica.Me despertó el sonido de un mensaje entrante.Intenté ignorarlo, pero comenzó a sonar una llamada. Ya hasta había olvidado como sonaba. ¡Necesito dormir! ¿Quién se atreve a molestarme después de semejante noche? Como mínimo necesito hibernar como los osos, seis meses de siesta serían maravillosos. Quien haya enviado el mensaje y seguido con una llamada va a recibir una buena dosis de: «Deja dormir a Bee».—¿Qué? —respondo la llamada con mi v
“El amor no es algo que has de encontrar, sino algo que te encuentra a ti”.Loretta Young.(1913 – 2000)Actriz cinematográfica estadounidense.Entramos a la sala, y nos sentamos alrededor de una mesa, unos chicos que no reconozco me sonríen y asienten, así que yo les devuelvo la sonrisa, supongo que también contribuyeron a que estuviese aquí. Más tarde preguntaré quiénes son.—Gracias a todos por estar aquí —comienza Miranda a hablar desde el frente de la mesa—. Como ya les dije, no solo hubo explosiones en el edificio donde nos encontrábamos, sino también en todas las sedes. Ya hemos enviado gente a averiguar cuánto ha sido el daño, solo esperamos el reporte, pero el pronóstico no es favorecedor para Vulcano. Hasta ahora, no se han reportado
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