Parte 4...
— Con cuidado, mi amor - advirtió Anelise mientras tomaba a mano de Bianca y la colocaba en su regazo. Mathias se veía a sí mismo cuando era niño. Los mismos rasgos y la mirada curiosa. Miró a Anelise, quien asintió con la cabeza afirmativamente, transmitiéndole seguridad.
— Soy Mathias - abrió la mano sobre la cama.
— Ya lo sé - respondió Alan, poniendo su mano sobre la de él — Mamá me dijo que también eres mi papá.
El corazón de Mathias dio un salto de lo agitado que estaba. Sintió un cálido y agradable calor cuando el pequeño agarró su mano. Su labio inferior tembló.
— Sí, lo soy - murmuró con sentimiento.
— Eres un poco tonto, ¿verdad?
— ¡Alan! - Anelise lo miró seriamente.
— Oh, mamá - inclinó la cabeza — Pero es verdad.
— ¿Y por qué crees que soy tonto? - quiso reír.
— Pues... - apretó los labios rosados — Me perdiste cuando estaba en la barriga de mi mamá - abrió los brazos.
La forma inocente en que hablaba hizo que todos se rieran. Mathias sintió un fuerte deseo de