Ella asintió, siguiéndolo a través de los largos pasillos. Podía ver qué es su mano izquierda, el llevaba su estropeado vestido. Hasta que llegaron a la parte de la cocina, él dejó el vestido depositado en la mesa. Saco una gran olla de aluminio, bajo su mirada atenta y curiosa.
Briana, no entendía muy bien el propósito de aquella olla.se siempre, había lavado todo en el lavarropa automático, ni siquiera sabía interesado en siquiera refregar alguna mancha difícil de salir, porque no las había. Siempre había estudiado, y nunca había hecho un trabajo que requiere mayor esfuerzo . Por eso siempre estuvo impecable, con su ropa moderna, sus zapatillas blancas inmaculada.
Nunca se había preocupado, por un par de zapatillas sucias, y eso le hizo recordar que debería mirarse los pies. Encontrándose con sus triste zapatillas blancas ahora de color oscuro. Él había pasado, porque le había pedido a el , zapatillas de ese color . él le había puesto uma que no era buena idea en ese sitio. Pero habí