—Eso es increíble, que alguien quiera comprar esa casa— se expresó de forma sincera, y Brianna dió alguna pequeña risita.
Leandro, se giró a verla un poco contrariado. Esa risa, había penetrado en sus oídos y lo había hecho por un momento estremecer. Ni siquiera entendía que era lo que le ocurría en ese momento. Después de quedarse unos minutos como bobo mirándola sin parar a Briana, recuperó la poca cordura que tenía y cuándo se dio cuenta la realidad, su madre ni siquiera estaba a su lado.
— Entonces ¿esa es tu mamá?
—Si, tengo dos hermanas también.
—Cierto ¿Y tus dos hermanas trabajan aquí? —quiso saber Briana.
—Solo mi mamá, con papá aunque a veces mis hermanas vienen a ayudar con todo. Si quieres después podríamos ir a la casa de la más grande, vive en un campo cerca de aquí.
—Esa idea me encantaría —comentó emocionada Briana.
Ambos se sonrieron, Briana empezó a beber un poco de la gaseosa que tenía en el vaso de vidrio.
—Entonces, cómo fue que hicieron el restaurante, es decir h