Cerca de una hora después, Kayla y Novah se encontraba sentada sobre el banquillo del paradero de la carroza que los trajo. Había podido salir del búnker con ayuda del anciano y juraron no volver al sitio si no era mediante un aviso previo a la misma persona. El viejo hombre les otorgó una dirección en donde los chicos podían acercarse a recibir ayuda y este se encontraba fuera del pueblo de "Nueva Esperanza". Además de eso, había prometido mover sus influencias para llevar a cabo el plan de la pequeña Novah, el cual era visitar la "gran ciudad".
Justo antes de salir del antiguo refugio, el anciano otorgó a los jóvenes una caja fuerte perteneciente a su abuela Novah. En ella, prometió que encontrarían respuestas a varias cuestiones acerca de su pasado y, quizá también, objetos de valor.
No perdiendo el tiempo, Kayla tenía la caja sobre sus piernas y pretendía abrirla haciendo palanca con un fierro que encontró en el camino.
—Mamá. Esa es una caja fuerte y, como dice su nombre, es fue