Capítulo 99 Señora Silva, da todo lo que tengas.
Marta no se atrevió, ni podía.
Ese día sabía exactamente por qué estaba allí, pero Raina la había sacado de sus casillas, haciéndola perder el control por un momento.
Marta ajustó su respiración en silencio, cambiando su mirada de furia por una sonrisa falsa.
—¿Qué piensa, señora Herrera? Solo quería estar un poco más cerca de ti, no quiero que la gente se burle de nosotras —dijo Marta, tocando el punto débil.
Aunque las otras esposas y damas ricas eran muy amables por fuera, no dudaban en hablar mal de ellas en cuanto se daban la vuelta. Después de todo, dos mujeres involucradas con el mismo hombre eran un blanco fácil para que la gente inventara historias sin límite.
Marta se dio una salida, pero Raina no la aceptó, contestando con una sonrisa burlona.
—Señora Silva, a mí no me gusta que nadie me toque, lo mejor es que te quedes lejos de mí —dijo Raina, con una actitud desafiante.
Raina estaba especialmente cortante. Marta, irritada, se aguantó y, para ocultar su incomodidad, tomó un