Seguía escuchando su conversación.
—No sé qué es peor, lo vivido anoche, me decía a mí misma que era una desgracia, pero miro lo ocurrido con Maju y digo, me fue mejor a mí. —Regina gritó cuando el doctor me dio la vuelta—. ¡Jesús!
—Necesitará puntos en algunas partes. —Fue un susurro, la voz del doctor.
—¡Es una m*****a loca! ¿Cómo pudo hacerle esto?
—Mira si en lo que nos entregaron hay antibiótico.
Si reacciono dejo salir el dolor. Dios, Sigo esperando tu respuesta, ¿Por qué mi hijo y yo salimos perjudicados?
—Sí, mira este.
—Regina deja unas tabletas para darle a tomar cada seis horas hasta encontrarnos en clínica, dale una y el resto sacas y con un poco del líquido de la destroza has una pasta, luego se la pones directamente en las heridas, luego que le coja los puntos. Toca a lo antiguo, voy a desinfectar, luego a suturar. —El tiempo pasaba muy lento.
—Me dices cuando le aplique la pasta del antibiótico, ya la tengo lista.
—Mientras lleguemos a mi clínica, debemos dejárs